lunes, 28 de noviembre de 2011

ESCUELAS: ¿Públicas o Privadas?

Fotografía: Escuela Privada (México).
Fotografía: Escuela Pública (China).

Dos fotografías: la primera, una escuela privada. La segunda, una escuela pública.
Tras divisar estas dos fotografías, plantearía la siguiente pregunta: ¿existen diferencias entre ellas? ¿Cuáles son las diferencias?
Si como resultado a un examen exhaustivo de las imágenes, observásemos las dos detenidamente, lo único que encontraríamos de diferente serían dos cosas: la primera, y que más salta a la vista, es que en la escuela privada los alumnos llevan uniforme y en la pública no; y, la segunda, que en la escuela pública conviven alumnos de ambos sexos (chicos y chicas) y en la privada (antiguamente) se separaban los chicos a un lado, y las chicas en el otro. Yo, sin embargo, al divisar estas dos fotografías no veo diferencias: veo en ambas a un grupo de chavales y chavalas dispuestos a aprender, a abrirse al interesante mundo del conocimiento, ya sea en una institución pública o privada. Que aprendan mucho, que aumenten sus conocimientos y que aprendan a superarse a sí mismos, es lo que, yo, considero más importante de la ESCUELA en la vida de un niño o niña. Pero eso, son valores que tendrán que descubrir ellos y ellas por sí mismos...
Sin embargo, me resulta difícil posicionarme en una de ellas. Me considero  "hija" de ambas escuelas: estudié tanto en privada como en pública, aunque pasé la mayor parte en la privada. Y bien es cierto que, en la privada, las clases son muy diferentes a las públicas, los profesores, e incluso los exámenes. En las escuelas privadas el nivel de exigencia es tan alto que, incluso, pueden suceder dos casos: uno, que alumnos con mucho potencial se beneficien de esto y  "crezcan", haciendo de ellos unos brillantes estudiantes; y que, por el caso contrario, los alumnos que carezcan de tal potencial y, pese al esfuerzo, no consigan sacar buenas notas, se desanimen e incluso piensen en dejar a un lado por completo las clases y dedicarse a otra cosa. Por ello no defiendo la escuela privada. Otro de los motivos por los que no la defiendo es porque, contiene gran número de limitaciones: en primer lugar, las normas. En la escuela privada, todo son normas, empezando por la ropa: exigen un uniforme, una forma impuesta de vestir que hay que aceptar sin rechistar, e incluso soportar en algunos casos.  Y por último, el sexismo impuesto, aquello de antaño: separar a las chicas a un lado y a los chicos al otro. ¿Por qué? ¿Acaso fuera del colegio los niños no juegan en las plazas con las niñas? ¿Qué tienen de diferentes para que exista la necesidad de separarlos? ¡Al contrario!. Por naturaleza el hombre y la mujer están concebidos para unirse, para convivir unidos, como iguales. No comprendo el por qué de esa separación...
En este sentido, la escuela privada se diferencia de la pública. Son totalmente opuestas. Aunque realmente pienso que no pueden o no deben convivir unidas. Es mi caso por ejemplo, estudié en ambas, y de ambas se obtienen beneficios, aunque, en algunas más que en otras. Éste es el motivo por el que los colegios privados reciban muchos alumnos: los beneficios. Por ello pienso que, los padres y las madres de esos niños o niñas de las escuelas privadas los inscriban en ellas: piensan que al tener un mayor nivel de exigencia, se convertirán en brillantes estudiantes o futuros universitarios. Lo que no saben es, que pueden darse ambos casos: que el chico o la chica salga brillando como una "estrella", o, que más bien se "estrelle" contra un muro en blanco. En el sentido metafórico de las palabras. Ya que en las escuelas privadas, les enseñan a los niños a estudiar, a estudiar y a estudiar. Solamente a eso.
Por otro lado, la enseñanza pública, mucho más liberada de normas y exigencias, les aporta a los alumnos mucha más libertad. Son capaces por ellos mismos de descubrir valores universales, aquellos valores que llevarán a cabo en su vida diaria, en su vida cotidiana.

He de reconocer, que mi etapa de estudiante en la escuela pública fue muchísimo mejor que en la privada. Me sentía más liberada de ataduras, hacía lo que realmente me gustaba, y me "llenaba" como persona y disfrutaba yendo a trabajar allí cada día. Por ello me posiciono y defiendo la escuela pública como método de solución para la Educación de las generaciones futuras.


"Mafalda". Quino. Artista argentino.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA CLASE



¿Qué es educar? Es una buena pregunta que plantear. Ya no sólo desde el punto de vista de la adquisición de conocimientos sobre una asignatura o materia, sino sobre el comportamiento o la actitud que hay que tomar en diferentes situaciones.

Bien es cierto que en la película "Entre les murs", los alumn@s demuestran, (algunos) al final, que han sido capaces de aprender cosas que antes no sabían, pero, ¿han aprendido a ser civilizados? Es una pregunta que la película deja en el aire.

Por otro lado, el momento cúlmine de la película, pienso, y creo que es lo que le da el título a dicha película, es el momento en el que una de las alumnas le dice al profesor: "Señor,... Cuando usted ha preguntado si habíamos aprendido algo y los demás han contestado... Yo no he aprendido nada, señor." ¿Que quiere esto decir? Evidentemente que el sistema educativo falla. ¿Y por qué falla? Las escenas siguientes contestan a esa pregunta: aparecen los alumnos jugando en el patio con los profesores, relacionándose con ellos de una manera mucho más directa, más humana, más cercana; se divierten con ellos, ríen, corean y juegan felizmente; mientras, aparecen escenas del aula, los fríos muros, las sillas y pupitres vacíos, llenándose a través de las ventanas con las risas de los niños que entran de fuera. Para mí, esta es una clarísima metáfora que explica el por qué del mal funcionamiento del sistema educativo. Seguramente, si la enseñanza no fuera "entre los muros", y los centros educativos no tuvieran el aspecto de  "cárceles" dónde encerrar a los niños, tal vez la enseñanza no se convertiría en algo monótono, aburrido, rutinario y "cerrado". Estos son los grandes errores. Una enseñanza mucho más "abierta", dinámica, cambiante y divertida sería mucho mejor para los niños, donde pudieran aprender divirtiéndose. Aplicar la enseñanza en lugares  dónde los niños pudieran aplicar los conocimientos en casos reales, de la vida cotidiana, en lugar de tener que escribirlo sobre una hoja de papel en blanco. De esta forma aprenderían la relación que existe entre lo que aprenden y sus usos o utilidades en la vida real.
Pienso, además, que sería una forma de potenciar el "don" personal de cada alumn@, y sacar lo mejor de sí mismo, ya que al tener que regirse a las cuatro paredes del aula, los "pesados" libros de texto y la presión de tener que memorizar datos para después "soltarlos" cual máquina mecanizada en un éxámen, no me parece la táctica más apropiada para desarrollar las cualidades ocultas del alumn@, ya que seguramente, todo lo que memorice mecánicamente "hoy" para escribirlo en un exámen "mañana", tres meses más tarde lo habrá olvidado por completo. ¿Solución? CAMBIO DEL SISTEMA.
Los niños, por naturaleza, son "libres" y en otro lugar "sin muros", se sentirían liberados de presiones, en todos los sentidos, pudiéndo desarrollar lo mejor de sí mismos.
El papel del profesor también tendría que ser cambiado, ya que se convertiría en un "guía" o "descubridor" del talento oculto del alumn@, y se encargaría de que dicho alumno desarrolle ese talento y pueda, el día de mañana, incluso llegar a trabajar utilizando ese talento: la educación como medio de adquisición no de dinero, sino de felicidad.
Desgraciadamente, hoy en día, abunda la idea del trabajo entendido como "medio a través del cual obtener dinero (cuanto más, mejor) pero carente totalmente de diversión o entretenimiento"; en esta sociedad basada en el consumismo. Realmente son pocas las personas que trabajan en lo que les gusta, o disfrutan trabajando. Disfrutar de su trabajo, hacer lo que realmente les haga feliz: ese es el futuro que deben tener los alumn@s de las escuelas.
 Es muy triste pensar en que, desgraciadamente, los "hijos" del sistema educativo actual no disfruten de tales beneficios: el beneficio de alcanzar la felicidad, de poder disfrutar trabajando; de aprender realmente valores humanos, (el aprender que "mi libertad acaba dónde empieza la libertad de la otra persona"); de darse cuenta de que la educación es cultura, y es mucho más interesante y apasionante que quedarse "plantado" delante de un televisor o de un videojuego; que hay todo un "mundo" ahí fuera (de esos muros de las aulas)sobre el que investigar y descubrir cosas que aún no se han descubierto,... Y que ellos son el "futuro" de la humanidad, por ello deberían gozar de tales privilegios.

Desde el punto de vista formal, para mí, la ausencia de música en la película es vital. El sonido de clase  introduce al espectador en la película y lo hace partícipe de la situación que viven los personajes. La vida real no tiene "banda sonora", y ésto, acerca más al espectador a la realidad de una clase cotidiana, con alumnos reales, (porque no son actores, son alumnos realmente). Y otro de los elementos que "acerca" al espectador es la cámara móvil, como si quien la sujetase fuera un reportero que está grabando un documental, aporan realismo al film, al igual que los primeros planos de los rostros de los jóvenes.

Desde el punto de vista conceptual, sin embargo, considero que es más importante el papel que juega el profesor con los alumnos, que no es más que el vivo reflejo de lo que ocurre en las aulas actualmente, tal y como he comentado anteriormente, el sistema falla. La manera de "llegar" a los alumn@s tiene que cambiar, al igual que el sistema también debe hacerlo. Para mí, los últimos minutos de película responden a estas cuestiones, son imágenes que, considero, defienden la teoría de que "entre los muros" los niños no son felices; y si no son felices, ni están motivados... ¿cómo van a aprender? He ahí la cuestión.